Subiendo La India Dormida en Panamá

La India Dormida es uno de mis lugares favoritos en Panamá. Fue la primera montaña que me enseñó a superar mis propios límites y a tomarme mi tiempo para disfrutar del camino.

Creo que por eso no me canso de regresar.

Ubicada en el Valle de Antón, La India Dormida es uno de los cerros más famosos de Panamá, tanto por su leyenda como por sus paisajes. Una buena opción para los amantes de la naturaleza que buscan un buen trekking, a unos 1055 metros sobre el nivel del mar, y para quienes desean desconectarse de la ciudad.

La India Dormida en el Valle de Antón

La primera vez que visité la India Dormida fue con mi papá hace muchos años y creo que aquí nació mi amor por las montañas. Creo que fue por esa sensación de victoria y libertad que te invade cuando llegas a la cima luego de una retadora caminata.

La India Dormida se encuentra en el Valle de Antón, en la provincia de Coclé, a solo un par de horas de la Ciudad de Panamá. Un pueblo entre las montañas de clima fresco, tranquilo y con múltiples opciones para los amantes de la naturaleza y la aventura.

Por su cercanía a la Ciudad, es un must para los que buscan una escapada de fin de semana en las montañas con una taza de chocolate caliente. O bien, como visita obligada en la agenda de los paseos familiares de los domingo.

Hay para todos los gustos. Desde una visita al zoológico, al serpentario o al mariposario, hasta bañarte en sus aguas termales o en algunos de los ríos en las faldas de la montaña. Pero si lo tuyo es la aventura, sigue leyendo para conocer cómo visitar y subir la subida la India Dormida.

¿Cómo llegar desde Panamá?

Si vas en carro, debes tomar la Panamericana con dirección hacia la comunidad de Antón en la provincia de Coclé. La calle hacia El Valle estará a mano derecha por la comunidad de Las Uvas. Desde este punto, son unos 40 minutos en carro hasta El Valle, por una carretera que está en buenas condiciones pero con curvas bien cerradas. Lo mejor será ir con calma.

Una vez en el pueblo de El Valle, hay que pasar el mercado y la iglesia San José. A dos calles después de pasar la iglesia, debes entrar por una calle a mano izquiera. Justo después de pasar el puente, en dirección hacia «La Piedra Pintada».

La carretera hacia el sendero principal de la India Dormida Dormida está bien señalizada desde el centro del pueblo. Sin embargo, mejor te buscas «La Piedra Pintada» o «La India Dormida» en Google Maps… por si las moscas.

¿Cuál es la mejor época para visitar La India Dormida?

La mejor época para visitar El Valle de Antón y La India Dormida es en verano. En invierno se intensifican las lluvias y, por ser una zona montañosa, puede ser peligroso visitar los ríos o tratar de subir el cerro.

¿Cuánto cuesta la visita?

La entrada principal tiene un costo base de US$2.00 por persona. El acceso incluye: La Piedra Pintada, el sendero que lleva a la India Dormida y tres cascadas. En alguna ocasión recuerdo que me dieron un pequeño mapa pero parece que no es la norma.

Si es tu primera vez, aquí mismo se contratan a los guías. Aunque el sendero no es muy complicado, tener la compañía de un guía lugareño te permitirá conocer de primera mano la historia del pueblo, así como de las leyendas de la montaña y podrás colaborar con la economía local.

¿Cómo subir La India Dormida?

El sendero de la India Dormida no es difícil pero sí requiere estar en buenas condiciones físicas y llevar unas buenas zapatillas. Ten en cuenta que hay algunos tramos donde el camino se pondrá bien empinado y resbaladizo; por lo que será necesario que te apoyes sobre las rocas o ramas para mantener el equilibrio.

Como con todo sendero, esta caminata es para hacerla sin prisa e ir disfrutando del camino. La aventura inicia en la Piedra Pintada y transcurre por un sendero cubierto por rocas, lodo y hojas secas. Este es el trayecto clásico y demora de 3 a 4 horas el recorrido completo, es decir, ida y vuelta.

En verano suele haber muchas personas, mas no deja de ser una visita agradable. Esto debido al contraste de las montañas, la brisa fresca y las personas que pasan animando a los que van subiendo La India Dormida.

En los primero kilómetros del sendero también se aprecian algunas cascadas donde las personas suelen detenerse para refrescarse o para pasar el día en familia o con amigos.

Considerando las dificultades del sendero, es curioso conocer que en lo alto del cerro viven personas que suben y bajan el trayecto todos los días para ir al colegio o para ir a trabajar. Por eso, no te sorprendas si de repente ves a algunas personas que pasan corriendo en chancletas, cargando las compras del mercado o hasta con una piñata (en serio, la última vez vi una familia con una piñata y hasta el dulce de cumpleaños!!). ¡Y yo, tratando de aguantar el ritmo!

Al llegar a la Piedra del Sapo, se aprecian más jeroglíficos entre el conjunto de grandes rocas. Aquí es donde el sendero se adentra más en el bosque, la subida es mucho más empinada y donde muchas personas se suelen perder.

En lugar de ir derecho, al pasar esta gran roca hay un estrecho trillo a mano de izquierda, que lleva hacia algunas rocas sueltas y sigue subiendo hacia la cima de la montaña. La buena noticia: ya falta poco.

Llegar a la cima es impresionante. Luego de recobrar el aliento, se puede ver el cráter del extinto volcán y el pequeño pueblo de El Valle haciéndose espacio entre las montañas y el cielo azul. Es como un gran nacimiento.

Con el sol quemando el rostro y el fuerte viento que parece empujarte hacia el precipicio, es inevitable sonreír por la victoria alcanzada y sentir que estás en la cima del mundo. ¡Todo el esfuerzo valió la pena!

Sobre la cima también verás más senderos. Las personas más experimentadas siguen el camino sobre las montañas, a solo pasos del precipicio, para bajar por caminos alternos y menos transitados de regreso hacia el pueblo.

En mi caso, decidimos tomar una merienda para recuperar la energía y bajar por el mismo camino de regreso a la entrada principal.

La bajada suele ser más rápida, pero con mayor dificultad, a causa de las empinadas lomas y las resbalosas piedras. O bueno, está bien, tal vez solo fue la edad pasando factura. No hay aventura sin un par de tropezones para hacerlo más divertido.

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